miércoles, marzo 08, 2006

-¿Quién es usted?

-Yeats

-Como si me importara, mucho gusto.




Foto: Henri Cartier-Bresson, Times Square, Estados Unidos 1959, Magnum Photos


Yeats me dijo un día “El vino entra en la boca y el amor entra en los ojos”,

nunca sentí en carne viva la poesía,

soy un bruto,

lo sabes mejor tú que yo.



Pero ese día, cuando quise abrazarte y en justa acción me rechazaste,

el maldito irlandés me demostró que tenía razón,

porque como a lo mejor no sabes, en la misma charla muy petulante espetó:

“Es todo lo que en verdad conocemos”,

hijo de puta, ya lo sabía y no me advirtió,

pero este viejo Yeats no tiene la culpa,

no le hice caso, nunca lo hago,

lo sabes mejor tú que yo.


Así es, te miro y algo entra por mis ojos,

la lujuria, los espejos, mis dedos apretando tu carne,

¡oh! y aquel jacuzzi,

los reflejos del agua en tu piel oliva, mis dedos vuelven a apretar tu carne,

pero también un misterio, una insondable incógnita,

me incómoda,

generalmente entiendo bien a mis compañeros de especie,

pero no a vos,

lo sabes mejor tú que yo.


El subterráneo pasea mis estúpidas palabras,

mientras en mis oídos los bits por minuto suman,

ciento cincuenta,

y aquí vienes de nuevo,

misterio, misterio,

el regreso,

la Dama Oscura,

la de Sin City,

la de los trazos en blanco y negro,

la de Frank Miller,

por la que mataría...

y mató,

lo sabes mejor tú que yo.


Salgo del subterráneo,

recuerdo tu culo,

eres mi realidad,

u honestamente como me gustaría que fuera la realidad,

firme y acolchonada,

Yeats muy correcto el tipo, sin inmutarse, asevera:

“Antes de que envejezcamos y muramos”

vulgar e incivilizado, como soy,

grito,

“me encanta tu culo”,

lo sabes mejor tú que yo.


Al llegar a casa, entras sin permiso por mis pupilas,

¡estoy ciego!, ¡estoy ciego!,

-no es cierto- corriges, en tanto; estrellas una bofetada de terciopelo en mi rostro;

también sin permiso,

te muestro el papel con letras,

las miras y anuncias,

-no entiendo nada cabrón-

pienso,

no te importa nada,

¡Que bueno deberías ver las tribulaciones en las que me meto porque según me importa!

Yeats se recarga en mi hombro, como mi gran compadre,

me murmura al oído:

“Llevo el vaso a mi boca,”

“Y te miro, y suspiro”,

lo sabes mejor tú que yo.


jack Fante

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