viernes, noviembre 18, 2005

Del incoveniente de haber escrito


Foto: Charles Bukowski, Sin datos del autor.


12/05/05, 21:40, Ciudad de México, Col. Doctores

“Escribe, da buena pelea, siéntate ahí, sin mujeres, sin dinero, sin alcohol, pelea como los viejos perros que tan buena pelea dieron, recuerda a Hemingway, a Faulkner, a Céline, a Cioran, volviéndose locos en minúsculas habitaciones, más o menos como tú estás haciendo ahora” esto me lo dijo un día, un tipo al que acusan de hacer literatura ligth, literatura chatarra, de léase en el inodoro, rómpase y límpiese el culo con ella, ¡que se vayan a la mierda!, yo te admiro perro, no, perro no, lobo, lobo, viejo lobo, este tipo sólo tenía dos cosas para escribir: alcohol en la sangre y cojones y era honesto, bueno son tres cosas, bien, no sé contar, ni modo.

Sí, atiende al viejo lobo, aplasta ese culo anónimo tan seguido como puedas y escribe, escribe cuando pienses que ya no necesitas hacerlo porque todo está bien y eres feliz, escribe cuando la única persona con la que has vivido te dice después de ocho años de relación, que se ha dado cuenta de que no le gusta como dices las cosas y que te puedes ir a la mierda, escribe cuando no quieras hacerlo, escribe cuando te des cuenta de que será difícil que alguien te publique, escribe cuando muestres a algún gusano el producto de poner el culo en un banco incómodo y te diga que es una porquería, escribe cuando tu superior en el trabajo te cause una depresión porque piensa que eres un “talento” desperdiciado, simple y llanamente porque no quieres proceder como te lo pide, escribe el día que mami te diga que eres un hijo de puta y que esa mujer no era para ti y que de paso te recuerde que ya no eres el crío que molía a golpes e insultos, que ya eres adulto y que eso no tiene que ver con lo que eres ahora, ¡yep! elimina los primeros quince años de tu vida y sigue tan campante, de hecho para medio escribir, ¡tendrás que hacerlo bebé!, escribe para desprenderte de toda esa mierda y de pasó filtrar jugosas anécdotas acerca de tu familia, escribe una vez que (gracias a las anécdotas publicadas) te hayas librado de tu familia, escribe cuando estés con un grupo de personas a las que no entiendes ni pío, todos egresados de escuelas de prestigio, que pena, escribe cuando tomes un diplomado o lo que sea en una de esas instituciones y te des cuenta de que esos licenciados de pacotilla, de escuelas pitorreras son más ignorantes e insensibles que los compañeros de la fábrica en la que fuiste obrero, escribe a cualquier hora, cuando te levantes; con una camiseta arrugada y una toalla atada a tu cintura y mal aliento y ojeras, escribe cuando no puedas dormir, por los moscos y el calor; y claro, ¿por qué no?, por la soledad, escribe cuando te despiertes a media noche y te sientes al borde de la cama a llorar, escribe cuando te encuentres en la calle a aquella chica de la escuela y no te reconozca, pero no olvides dedicar una líneas para cuando te la vuelvas a encontrar y te salude, también escribe a tu psicólogo y dile que a veces te confunde; sólo para que lo sepa, escribe cuando te des cuenta de que hay muchas cosas del mundo allá afuera que no conoces, escribe de eso porque de cierta forma aún eres inocente, escribe de una chica medio borracha en un bar que te conoció por dos horas y te hizo el día diciéndote que eres un tipo del cual podría enamorarse, escribe de cómo la convenciste de que en realidad no desearía enamorarse de ti, escribe cuando de improviso te enteres de que alguien cercano abuso en la infancia de tu única hermana, escribe porque si no lo haces tendrás que matar al tipo que lo hizo, escribe cuando estés enterrando a tu abuelo y sus hijos le hayan quitado todo, escribe cómo lanzaron a los gusanos al tipo que más has querido; vestido para la ocasión con una vieja chamarra y una camisa horrible, escribe que hiciste guardia durante tres horas frente al cadáver de tu viejo y lágrimas de furia te quemaban la cara y le prometías que alguien pagaría por no haberle puesto un traje y su texana, escribe de tu primo de dieciocho años sentenciado a treinta y cinco de prisión por un homicidio que no cometió, escribe de cómo tú ya te hubieras matado pero ese chico sigue ahí, entre la peor escoria y sin merecerlo, escribe de todo y de nada, escribe siempre y escribe con las tripas, hazlo con furia, pelea a la contra y anda el camino completo, sé cobarde pero sigue adelante; no hay de otra nene, la caída libre es una recta, escribe acerca de eso, de cómo se te hacen vulgarmente “yo-yo los calzones ante la vida” y como juegas a ese yo-yo, grítame al oído cómo te has cortado la piel cuando la culpa te corroe, escribe del deseo de tener un enano de tu sangre y hacerlo feliz, feliz, feliz y de cómo no lo tienes porque no has encontrado donde echar raíces, escribe con o sin miedo y si algún día tienes que abdicar, abdica de lo que has escrito pero jamás de lo que has pensado y vuelve a escribir, no te acongojes por no ir a cursos de “escribidor”, escribir es una cosa que ningún hijo de puta puede enseñar, a escribir no se enseña, se vive, dándote golpes en la cabeza porque no sabes poner en palabras lo que quieres decir, se hace o no y lo demás son marrullerías de relaciones públicas o profesionales, ve a los cursos pero sólo para seguir escribiendo y darte cuenta de lo mediocres que son los demás, como tú y que también escriben, escribe sobre tus amigos, drogadictos, alcohólicos y perdedores, no los olvides, ni los niegues, nunca, todo esto en gran parte es gracias a ellos y por ellos, escríbeles un abrazo apretado y un beso, escribe de las interminables discusiones de la belleza femenina y de cómo viajaron a Europa sin dinero, cuéntanos de las horas que se pasaron cavilando para decidir que en su grupo todos son “freaks” verdaderos y por ende marginales y perdidos, escribe como los amas por su franca humanidad, ¿te acuerdas del día que a Rafa lo rechazaron en la UNAM?, ¡escríbeselo!, lloren con ese fracaso y fúmense un porro cuando anoten de otro día, cuando con todos sus barros y dudas, el mismo Rafa te aviso que ya era universitario, trae a la memoria las conversaciones de “altos vuelos” con otros compañeros, más preparados, triunfadores, refinados y sofisticados, más como tú, obviamente según tu mismo, meáte de risa mientras escribes acerca de sus contradicciones y estupideces, de paso agasájate con las tuyas, simula que juegas con las reglas del sistema y escribe cómo las burlas y las doblas o las rompes y toma nota de cómo te persiguen por ello y si te atrapan o escapas, pues ¡joder!, escribe como fue, escribe cómo haces cosas que no quieres hacer, por dinero, por falta de dignidad o de fuerza o por exceso de hambre y deseo de algunos objetos, escribe como llegas a casa después de eso y te escupes frente al espejo, pero también escribe como fuiste a los almacenes y compraste lo que querías con ese dinero bien habido y siéntete orgulloso de poder llenarte de lodo con tal de tener lo que quieres, escribe cuando caigas en cuenta de que nadie confía en ti, digo caigas en cuenta porque intuías que nunca nadie en su sano juicio lo haría, escribe de cómo aparentas ser estúpido e ignorante para no ser rechazado, se políticamente incorrecto, pero actúa políticamente y luego llena algunas cuartillas con tu experiencia política, nunca nada será perfecto, hazlo saber al de a lado, búrlate de él y no olvides hacerlo de ti mismo para no perder piso y templanza, escribe, sí, escribe cómo se rieron de ti cuando un tullido te pateo y anota la ocasión en que te peleaste en la calle porque maltrataron a otro, escribe, cuando creas que has puesto el punto final y te inventaste el hilo negro y la gente comience a hablar de ti, bien o mal, ese día que llegues a casa satisfecho porque un desconocido te hablo acerca de cómo le abriste los ojos con tu “obra”, escribe cómo te arrojó tu texto a la cara cuando le dijiste que en lugar de estar agradeciendo por abrirle los ojos se pusiera a escribir como los abrió. ¡Oh! y después de todo esto ponte una buena borrachera y escribe al otro día por la mañana cómo la cruda es igual seas el dueño del mundo o un gusano.

Por cierto, aquél viejo dipsómano, honesto y cojonudo del que hablaba al inicio de este monólogo no es mi padre, aunque se le parece, me refería a Charles Bukowski, que en paz descanse, que digo en paz, espero se encuentre en el infierno haciendo funcionar a todo lo que da aquella máquina de follar con la que soñó un día.

jack Fante.

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